sábado, 3 de julio de 2010

Eisntein considera que los ateos son como esclavos

Aunque hasta ahora he limitado mis escritos al principal motivo de este blog (la apuesta futbolistica) y un poco en plan cachondeo a la musica, quiero dejar aqui este articulo para que el amigo Pedro y los que penseis como el tengais un punto diferente de reflexión. Para mi es importante porque me joroba que esté de moda perseguir y banalizar la crencia cristiana, ya sea a nivel institucional (transformando un pais tradicionalmente cristiano en un estado aconfesional), o a nivel coloquial, con la difusión de estupideces conspiranoicas como el video ese de Zeitgeist. Espero que nadie se sienta ofendido por mis opiniones, no tengo tal intención, más bien mi deseo es aportar algo que de lugar a inteligente y sano debate.He aqui el texto:

"El físico y matemático Albert Einstein era deísta, consideraba la existencia de Dios como el de una inteligencia ordenadora ubicada detrás del universo, por lo que rechazó el calificativo de ateo o panteísta: “Yo creo en un Dios personal y puedo decir, con plena conciencia, que: en mi vida jamás me he suscrito a una concepción atea” (Deutsches Pfarrblatt, Bundes-Blatt der Deutschen Pfarrvereine, 1959, 11).

Eisntein rechazó siempre el calificativo de ateo: “Hay gente que dice que no hay Dios, pero lo que realmente me enfada es que me citan para apoyar su punto de vista”. A diferencia de Freud o Russell nunca sintió la necesidad de injuriar a los creyentes, sino a los ateos: “Lo que me separa de la mayoría de esos que se llaman ateos es un sentimiento de radical humildad hacia los secretos inalcanzables de la armonía del cosmos”. En una carta suya puede leerse: “Los ateos fanáticos son como esclavos que aún sienten el peso de las cadenas que arrojaron tras un duro esfuerzo. Son criaturas que en su pleito contra la religión tradicional como opio de las masas, no pueden escuchar la música de las esferas”.

Eisntein no sólo no humilló a los creyentes, sino que reconoció los logros de la Iglesia en el periodo histórico más inhumano, par él, de la historia: el nazismo. El 23 de diciembre de 1940 declaraba lo siguiente en la revista TIME: “Cuando tuvo lugar la revolución en Alemania, miré con confianza a las universidades, pues sabía que siempre se habían enorgullecido de su devoción por la causa de la verdad. Pero las universidades fueron amordazadas. Entonces confié en los grandes editores de los diarios que proclamaban su amor por la libertad. Pero, al igual que las universidades, también ellos tuvieron que callar, sofocados en pocas semanas. Sólo la Iglesia permaneció firme, en pie, para cerrar el camino a las campañas de Hitler que pretendían suprimir la verdad. Antes nunca había experimentado un interés particular por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque la Iglesia fue la única que tuvo la valentía y la constancia para defender la verdad intelectual de la libertad moral. Como judío quiero reconocerlo. Y esa lucha no debe olvidarse nunca”.

Einstein dijo en 1929: “Intente penetrar con nuestros medios limitados en los secretos de la naturaleza y encontrará que más allá de todas las leyes discernibles y sus conexiones, permanece algo sutil, intangible, inexplicable. Venerar esta fuerza que está más allá de todo lo que podemos comprender es mi religión. En ese sentido soy, de hecho, religioso”. Sin embargo había algo más en la figura de Einstein que le acercaba a la religión cristiana. En una ocasión le preguntaron si aceptaba la existencia histórica de Jesús y respondió: “Incuestionablemente. Nadie puede leer los Evangelios sin sentir la presencia real de Jesús. Su personalidad palpita en cada palabra. Ningún mito está lleno de tal vida.” Y a la pregunta de si creía en Dios: “No soy un ateo. No creo pueda llamarme panteísta. El problema implicado es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. Estamos en la posición de un niño pequeño entrando en una gran biblioteca llena de libros ordenados. El niño sabe que alguien debe haberlos escrito. Esta es, me parece, la actitud más inteligente hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado y obedeciendo ciertas leyes, pero sólo tenuemente entendemos estas leyes”.

Pd.: ¿y que puedo añadir yo, humilde creyente, a un texto tan lúcido?. Nada, evidentemente.Que lo disfrutes, Pedro.

1 comentario:

  1. Yo sólo digo una cosa; pretender dignificar o justificar la creencia en dios porque en él, o en eso, creyeron, o pudieron creer, que en el caso de Eisntein tampoco está tan claro, cientificos y filósofos de reconocida valía tiene un nombre: argumento de autoridad. Lo dijo Pérez, y si lo dijo Pérez, que además de un ratoncito es la mar de espabilao, entonces debe ser verdad. Pues que quiere que te diga, que Eisntein sabía de lo que sabía, pero eso no le legitima más que cualquier otro mortal en temas que escapan a su especialidad. Argumentos, Antonio, no nombres. Porque si es por nombres, seguro que tanto tú como yo podemos citar una lista inabarcable de gente brillante que defendieron una u otra postura. Pero eso seguiría sin arrojar demasiada luz al asunto. Vamos, digo yo.

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Como no me copies te pego

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