lunes, 12 de septiembre de 2011

La piel del vigilante, de Raúl Quinto

De las múltiples formas en que a lo largo del último cuarto de siglo se ha venido manifestando la influencia de Watchmen sobre la cultura popular es esta, sin duda, una de las más curiosas, sugestivas y sorprendentes que puedan encontrarse, un poemario, premio Andalucia joven de 2004, dedicado a los personajes del tebeo. Nos lo explica el propio autor, Raúl Quinto, en el prólogo del mismo:

"La piel del vigilante toma como punto de partida los personajes y la trama del clásico del cómic Watchmen, escrito por Alan Moore y dibujado por Dave Gibbons a mediados de los 80; construyendo un juego de máscaras en el que cada poema se corresponde con un monólogo dramático de uno de los personajes (el Comedainte, Ozymandias, el Náufrago, etc.) que deben ser vistos como arquetipos de interpretación abierta y no como referencias culturales cerradas. La máscara que cubre a los protagonistas de Watchmen es la misma que desfigura el rostro de la literatura, también la que nos hace conscientes de la carga teatral del discurso poético. Mi voz se diluye tras el disfraz de esa mirada ficticias al igual que las suyas bajo mis palabras o las de los autores que encabezan los poemas. No soy yo, ni Watchmen, ni las citas, quien configura el sentido de La piel del vigilante; es la realidad la que se filtra por los poros de esta máscara que ahora deberá cubrir el rostro y las pupilas del lector."

El libro, editado por DVD ediciones, consta de 25 poemas, de los cuales me voy a quedar con este dedicado a Bernie, el chaval negro que pasa las tardes en el quiosco del otro Bernie, al amparo de las Historias del Navío Negro, o dicho de una manera más general, dedicado al lector de cómics:

El lector de cómics

Siendo muchos los signos en el mundo, muchos los prodigios (Scardanelli)

Voy pasando las páginas
observando los trazos,
descifrando los signos;
y no comprendo nada,

puede que la verdad

flote bajo la tinta,

o puede ser un truco

para tenerme aquí,

amarrado al asfalto,
hasta que me convierta
en una sombra más.


Sin embargo la historia
debe acabar un día,

y para entonces puede

que ya me haya olvidado

de mi propia existencia.

Pero tendré los ojos

pintados de colores.
Os veré las entrañas.


Y para acabar, os dejo con el propio Raúl, tomo de Watchmen en mano, por cierto en la edición de Norma, la misma que tengo yo, presentándose y hablándonos de su obra:



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