sábado, 28 de julio de 2012

Mi sección veraniega-musical (IV)

Hoy no encuentro pintura capaz de rivalizar en belleza con la de ella


A riesgo de que se me acuse de plañidero, o precisamente para que lo hagan, o  en verdad porque ya lo han hecho, o vete tú a saber por qué, elijo hoy este tema y no el que en principio tenía planificado. Vamos, que es un poco por tocar las narices, aunque reconozco que, para mi vergüenza,  siempre me ha gustado mucho.

Para los que han creído entender que la sección versaría exclusivamente sobre música clásica,  les aviso que se trata de una BSO; para los que se angustian ante la eventualidad de no reconocer el tema en cuestión, les aconsejo que no le den mayor importancia; de verdad, no es lo esencial: relajaos y disfrutad de la música, si es que la música es de vuestro agrado; a los que les hastía la fórmula de la adivinanza, les recuerdo que nada les obliga a participar del juego y que por mí bien pueden seguir alegremente su  camino, si es que lo tienen; y a quienes no les gustan los cuadros,  siempre les quedará la opción de arrancarse los ojos: total, para lo que hay que ver...

Por su dificultad extrema, 32.000 puntos para el que adivine hoy película y compositor.

¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

martes, 24 de julio de 2012

Gallardón XVI

Los políticos son esos seres que cuando llegan al poder dejan de seducirnos en absoluto. Las grandes y sorprendentes propuestas hacia los ciudadanos de a pie, se retuercen de forma incomprensible para dar lugar a otras que escondían bajo la máscara.

Uno de esos políticos con aspiraciones a beatificación y ramalazos de otros tiempos es Gallardón XVI, ministro de la iglesia justiciera en el actual gobierno del PP.

Cada día con sus nuevas propuestas, avaladas en una mayoría absoluta que se ha quedado sola en el parlamento y en el Parlamento, se sitúa por el apoyo de la ciudadanía en el grupo mixto de la opinión social, y que nos indignan profundamente.

Encorsetados en la dialéctica de las reformas, damos enormes pasos hacia atrás en la pérdida de derechos económicos, sociales y de libertad, en unos RECORTES SIN PRECEDENTES que si mantienen este rumbo, la fractura social reventará los falsos puentes democráticos que mantienen los privilegios de unos pocos a costa de machacar a un resto que no participó en la película del despilfarro, bolsillos llenos y prima de riesgo especulativa.

En estas, Gallardón XVI se deja caer con que el tercer supuesto del aborto, el de las malformaciones congénitas, ya no tiene sentido, que se discrimina con respecto al resto. Un Gobierno que está sepultando los derechos de los más débiles y necesitados, vuelve a sacarse un conejo de la chistera para manipular conciencias y hacer guiños sotaneros, para ponernos en la cola de Europa.

¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

Primera propuesta para el próximo milenio, de Gustavo Bueno

La propuesta es de 1995, es decir no es una improvisación de  antesdeayer al amparo de la actual coyuntura de crisis económica. Es algo que Bueno viene defendiendo desde hace mucho tiempo y que alienta siempre de fondo en cualquier análisis que se le pida sobre la situación española. Lo trascribo aquí a ver si algunos que juzgan a los demás tan a la ligera, y además no sólo sin saber de qué se está hablando sino también orgullosos de su ignorancia (supongo que pensando aquello de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, aunque sea al precio de hacer el ridículo) se dan por aludidos y se molestan en elevar la fundamentación de sus opiniones despreciativas por lo menos al nivel de la contundencia y la agresividad con que las expresan. O si no les da la gana  hacer ese esfuerzo -leer cansa y además la filosofía es muy aburrida para aquellos a quienes no les gusta-, al menos que se esmeren en plantear sus opiniones en un tono más acorde al de sus conocimientos del asunto, es decir,  con la mayor de las modestias.



Primera propuesta: Reorganización del «Estado de las autonomías» mediante una reforma de la Constitución del 78 que esté orientada a subrayar la unidad cultural y lingüística de España en el contexto de la Unión Europea, y que esté dispuesta incluso a permitir la segregación, por «autodeterminación de independencia», de autonomías que no quieran aceptar su integración plena en la unidad española (sin perjuicio de que puedan aceptar compromisos tales como el del «Estado libre asociado»)

Mi primera propuesta se apoya en dos «predicciones» que, independientemente de la simpatía que nos produzcan, se suponen afectadas de una gran probabilidad: la predicción de que la Constitución española de 1978 seguirá de algún modo siendo un marco político sin alternativas en el comienzo del próximo Milenio y la predicción de que la Unión Europea ampliada se consolidará también como «biocenosis» (más que como unión política en el sentido estricto), principalmente en función de la presión de las otras unidades políticas de escala continental que la circundan (tales como China, India, Islam). 

Entre los fundamentos para asentar la alta probabilidad de estas predicciones hay que contar con la probabilidad del juicio favorable de los ciudadanos que consideren, como objetivos de su prudencia política (por tanto, no en términos absolutos, cuando alternativos) la conservación tanto de la Constitución española como de las relaciones de España con la «biocenosis» europea.

Supuesta la alta probabilidad de estas dos predicciones habrá que contemplar como inminente la coordinación (colindante muchas veces con la subordinación) progresiva de las decisiones económico políticas y militares de rango estatal a las decisiones de la Unión. Esto significa que la «deriva» del actual «Estado de las autonomías» hacia un Estado federal (incluso hacia una Federación de Estados Ibéricos), que algunos Partidos ya propugnan en sus programas electorales, es antes un proyecto voluntarista que una «tendencia natural». Multiplicar el número de Estados sobre el supuesto ficticio de que existen nacionalidades a escala regional --o naciones que buscan desde el fondo de su realidad prehistórica (celtas, vascos, iberos, arévacos, lusitanos) la forma del Estado, según en principio de Mancini-- nos parece una operación superflua y económicamente desastrosa en el contexto de la Unión Europea (sobre todo a escala de los Estados continentales que la circundan). Es en este contexto en el que habrá que redefinir el alcance de los Estados que componen la Unión. Y puesto que será difícil argumentar con motivos económicos, militares, &c. (reabsorbidos en la Unión, por no citar otras organizaciones, señaladamente la OTAN), podemos depurar las razones por las cuales tiene algún sentido, a escala milenaria, defender una configuración identificable con la unidad de España. Por ejemplo, y a nuestro entender, carecen hoy de fuerza las razones que se alegaban en los tiempos de la «autarquía» según las cuales la unidad de España derivaría de la necesidad que los castellanos, por ejemplo, tenían de los Altos Hornos de Vizcaya, de la industria textil de Cataluña o del carbón de Asturias. La depuración de razones nos lleva en cambio hacia la consideración de la estructura de España como una nación que se ha constituido históricamente en virtud de procesos, precisamente milenarios; procesos que son paralelos a los que dieron lugar a la formación de unidades políticas tales como Inglaterra y, a su modo, Portugal. Unidades políticas caracterizables por su condición de «naciones de naciones», es decir, como sociedades que (por vía colonialista o imperialista, esto es otra cuestión), de hecho, han resultado estar vinculadas por lazos no sólo pretéritos, sino presentes, que pasan necesariamente por la cristalización de una lengua común y de todo cuanto con ella se relaciona. Por otro lado, serán los vínculos con los pueblos no europeos aquellos que habrán de servir para «suavizar» el alcance de la inserción de España en la Unión Europea (al igual que le ocurre a Inglaterra o a Portugal). Son estos vínculos aquellos que, por decirlo así, «liberan» o mantienen libre a España (a Inglaterra o a Portugal) de una subordinación total (por no decir, de una capitulación) a la Unión Europea, de hecho, sobre todo, a Alemania o a Francia.

Desde esta perspectiva, los fundamentos por el «partido de España» tendrán que asentarse no ya tanto únicamente en la defensa de una integridad territorial, puesta en entredicho, sino principalmente en la defensa de su patrimonio histórico más específico, dotado de una entidad milenaria, como es el de la lengua española. De no tomar este partido, la única alternativa que se nos abre es el debilitamiento de nuestra actual plataforma nacional en el conjunto de la Unión, hasta un punto tal en el que la disgregación o balcanización de España en las llamadas «nacionalidades históricas» será un hecho inexorable correlativo con la colonización cultural o lingüística de España por las naciones europeas hegemónicas. Nuestra propuesta quiere subrayar la idea de que la unidad de España, como unidad histórica, sólo mantendrá su sentido en el próximo Milenio si se la considera no ya tanto como una unidad territorial o de mercado, o como una circunscripción administrativa orientada a mantener el orden público, o como una unidad de paisaje territorial, en todo caso artificial, sino como unidad de un territorio en el que viven los hombres que hablan en Europa el español. Es en función de esta característica como España podrá mantenerse en su condición de eslabón más importante en Europa con América. Pero este punto de vista requiere dar «la vuelta del revés» a la perspectiva de quienes piensan (y ya son muchos) «autonómicamente», en el sentido más radical: aquel según el cual, el español habría de quedar reducido a la condición de lengua de comunicación en «el Estado», casi como una «segunda lengua», una lengua auxiliar o lengua franca, útil para los actos públicos u oficiales, cada vez más contados, que como lengua propia y primera de las «nacionalidades» constitutivas del Estado español, pues como lengua primera habría que considerar a las lenguas vernáculas, ya sean reales, ya sean lenguas ficción asignadas a las comunidades autónomas. El modelo autonómico radical se apoya, por tanto, con criterios feudales, en las unidades territoriales. En Cataluña, por ejemplo, el señor Jordi Pujol exige que el catalán sea considerado como lengua obligatoria de su territorio; a partir de esa exigencia se desencadena la política de «impregnación» en el catalán de más de la mitad de quienes trabajan en ese territorio,  por el hecho de residir en Cataluña, y aun cuando su lengua sea el español el residente deberá hablar catalán.  

En conclusión, la consideración de la hipótesis de una segregación, respecto de España, de alguna de sus partes formales actuales, por ejemplo el País Vasco o Cataluña --aunque esta hipótesis no tenga probable aplicación en los primeros años del próximo Milenio--, no está tanto dirigida por nuestra parte a explorar o facilitar la puesta en práctica de sus contenidos, sino que está dirigida a su utilización como término apagógico de nuestro argumento: «si la segregación de un territorio histórico, por ejemplo, el País Vasco, implica hablar euskera e inglés, la no segregación sólo tendrá sentido en el caso de que en el País Vasco se pueda seguir hablando el español como primer idioma» (lo que no excluye el euskera como segundo idioma, desde una perspectiva estrictamente política).  

Desde este punto de vista pierde todo sentido cualquier justificación a toda costa de la vinculación política a España a las sedicentes «nacionalidades históricas» que esté basada en motivos históricos (que precisamente se ponen en tela de juicio por los independentistas) o en motivos económico políticos. Pierde todo sentido el defender a toda costa, alegando motivos económico territoriales o históricos, la vinculación a España de esas «naciones futuribles», llamadas hoy «autonomías históricas», si llegan a constituirse tal como están siendo proyectadas, precisamente como contrafiguras de España. Dicho de otro modo: no hay ninguna razón histórica o económica objetiva para pensar que merece la pena mantener la «unidad territorial o política» de un Estado convencional que contiene a un conjunto de «autonomías» que, sin embargo, se caracterizan, de modo creciente, precisamente por aborrecer la lengua española, hasta el punto de no utilizarla más que en situaciones de extrema necesidad. Si la inmensa mayoría de los individuos adscritos a tales nacionalidades quisieran (por hipótesis milenaria) autodeterminarse por independencia, lo mejor sería «dejarlos ir». Lo que carece de sentido es contribuir, en nombre de no se qué idea metafísica de España (heredada de épocas pretéritas) a alimentar regionalismos aislacionistas o separatistas. Para sugerir un modelo límite: ¿Qué podría interesar a España un País Vasco que, hacia el año 2200 hubiese conseguido que sus ciudadanos se expresasen en euskera como lengua nacional y en inglés o francés como lengua europea o internacional? ¿Por qué habríamos de mantener, en nombre de la «unidad territorial e histórica de España», la ficción de esa unidad? Este es un modelo límite, sin duda, que aunque se considera improbable, sirve, revertido, para demostrar que si el País Vasco, por ejemplo, sigue formando parte de España es porque en él ha de hablarse obligatoriamente, y como primera lengua (primera en sentido político, no biográfico) el español, invirtiendo la relación que hoy se ofrece como canónica. Es preciso tener en cuenta que, en general, si las regiones autonómicas de España han alcanzado un horizonte efectivamente planetario, «universal», ha sido precisamente a través de la historia común, de la historia de España; de suerte que puede decirse que la «identidad» de tales regiones no puede interpretarse en un sentido sustancialista (como una identidad propia de una totalidad cuasi megárica), sino que ha de interpretarse como la identidad que corresponde a lo que es parte de un todo orgánico: la identidad de Aragón, por ejemplo, es indisociable de su condición histórica de parte de una unidad envolvente, la unidad de la nación española cristalizada en el siglo XVI pero incubada en siglos anteriores (la identidad de un brazo, o aun de la cabeza de un organismo, es la identidad propia de una parte del todo: el brazo, incluso la cabeza, perderían su misma forma desgajados del cuerpo viviente del que son partes integrantes). Es muy frecuente que en la España de las autonomías, en el momento de exaltar el significado de una figura preclara, real o de ficción, se recurra a fórmulas como la siguiente: «Don Quijote es un manchego universal», o bien, en nuestro terreno, «Jovellanos, Feijoo o Clarín son asturianos universales». Sin duda, pero es preciso puntualizar que si alcanzaron esa universalidad literaria no fue, por así decirlo, directamente (como manchegos o como asturianos considerados en sí mismos), sino a través de España y, en los casos citados, a través precisamente del español (la universalidad que pueda haber alcanzado el habitante de una región española cualquiera tan sólo puede tener el alcance de una universalidad etnológica, similar a la universalidad que hoy tiene el disco botocudo).

El fundamento decisivo de nuestra primera propuesta es, por tanto, el reconocimiento de que la mera «unidad administrativa» de España, entendida precisamente como «Administración» de un territorio geográfico, carece de toda importancia político económica en el contexto internacional, en los años 2000, de la Unión Europea y de la política y de la economía mundial. Lo que sí tiene significado mundial es la unidad de España en todo cuanto esté implicado con la unidad de la lengua española. Desde este punto de vista, uno de los obstáculos ideológicos más fuertes para el reconocimiento de este principio que consideramos fundamental es la utilización de los conceptos políticos funcionales de «izquierda» y de «derecha» contraídos a determinados «valores» concretos y polarizados precisamente en torno a los parámetros nacionalistas. Va cristalizando la costumbre de considera como característica de nuestra «izquierda» política la defensa del federalismo nacionalista, y aun del nacionalismo, sobre todo si es extremo o abertzale: no ya los dirigentes de la coalición HB vasca, sino incluso muchos de los dirigentes del PNV --y otro tanto se diga del BNG gallego y de las formaciones nacionalistas catalanas--, se consideran «de izquierdas» por el hecho de oponerse a la «derecha españolista», interpretada como herencia del franquismo. Y lo más notable es que esta cristalización se mantiene en la opinión de quienes, sin embargo, clasifican a los partidos nacionalistas más representativos (PNV y CIU) como «partidos conservadores» (para no decir «de derechas»). En este sentido es urgente la tarea de disociar semejante identificación entre españolismo y derecha, establecida por mera operación de contrafigura de la identificación ideológica previa entre izquierda y nacionalismo. Lo característico de «la derecha» es la defensa precisamente de la unidad territorial («de los pueblos y tierras de España»); y, en efecto, cualquier concesión a la posibilidad de una segregación administrativa de territorios que no desearan hablar español (como la que se formula en esta primera propuesta) será considerada, por aquella derecha, como izquierdista.

Y supuesto que un referéndum de autodeterminación, celebrado allá por el año 2200 (cuando todos los habitantes del País Vasco se hubieran «impregnado» de eúskera), se inclinase por la independencia, tampoco habría por qué declarar enemigo al país independizado; por el contrario, habría múltiples fórmulas para alimentar relaciones sociales, tecnológicas, económicas o políticas, incluyendo las derivadas de una fórmula de «Estado libre asociado».
 
A contrario, en la medida en que los españoles consideremos al País Vasco, a Cataluña o a Galicia como «cosa nuestra», de la que no deseamos separarnos, la única política en perspectiva milenaria consistirá en fortificar por todos los medios el cultivo del español como lengua común y dejar reducidos los idiomas particulares, naturales o inventados, exclusivamente para el terreno familiar, o comercial interno. Pues lo que es significativo no es tanto que un catalán o un vasco hable catalán o vasco; lo que es significativo es que «aborrezca» hablar español como si no fuera suyo, como si fuera una lengua impuesta o postiza. Si esta actitud se generalizase (y no es necesario que ello ocurra) a todos los miembros de las respectivas autonomías, ¿qué podría importarle a España la secesión?


Esa es la propuesta de Bueno. ¿Qué tiene esto que ver con las posiciones de la derecha sociológica española? ¿Alguien ha oído alguna vez plantear en el seno del PP la necesidad de establecer unas condiciones de independencia, o más bien de permanencia, para aquellas comunidades que cuestionan la unidad de España? ¿Ha puesto en duda la derecha sociológica española ni una sola vez la conveniencia o no de la integración en el proyecto europeo? ¿Acaso el PP ha planteado nunca la defensa de la unidad nacional entendida como un mecanismo de protección frente a la rapiña, rapiña neoliberal, por cierto, de la Unión Europea? ¿Se les ha pasado alguna vez por la cabeza renunciar a la integración con Europa y apostar en cambio por una plataforma alternativa, como la que podría suponer una unión Hispanoamericana, o tal Iberoamericana? Que yo sepa, jamás. Y si eso es así, insisto ¿qué diablos  tiene que ver lo que propone Bueno con lo que defiende el PP? Y si se argumenta pobremente que análisis como el suyo - esa soberana estupidez, en palabras de quien lo desprecia tan alegremente- sólo se le escucha a representantes de la derecha, al menos habrá que tener la decencia de decir a quiénes y dónde. Y a ser posible compartirlo en el blog.

Por cierto podéis leer el resto de sus propuestas aquí.
     
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lunes, 23 de julio de 2012

Rajoy sobre el gobierno de Rajoy



Ya tenemos aquí los 600, y parece que vienen para largo. Por su parte la CNMV se ha visto hoy forzada a suspender las operaciones en corto del parqué madrileño, mientras que el monte, en lugar de echarse al monte, se ha echado a arder. Ante semejante panorama, el análisis más certero que he podido encontrar sobre la situación actual nos lo brinda el propio Rajoy, que lo clava cuando ofrece las claves de su propia gestión. Y además acierta cuando insinua como sin querer darse por aludido el siguente paso a dar:

¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

domingo, 22 de julio de 2012

Algunas reseñas sobre Primer, de Shane Carruth



Avisé cuando la recomendé en el blog, y os volví a avisar ayer antes de la proyección: no es una propuesta fácil, no es una película apta para espectadores modositos acostumbrados a tirar la toalla a la primera complicación. Lamento sinceramente que os supusiera un martirio la hora y cuarto que dura, pero honestamente a mí me sigue pareciendo una gran película poco o nada conocida. Y para que veáis que no soy el único, ahí os dejo tres reseñas que pretenden servir como reivindicación de la valía del film. 

La primera, que he traducido expresamente para vosotros,  está sacada de The New York Times y la firma A. O. Scott. La segunda, más bien una mención breve  que una reseña, pertenece a Casimiro Torreiro (M. Torreiro) y está publicada en El país. La última, para la que os dejo sólo el enlace por aquello de estar plagada de espoiler, es la que escribió Sergio Vargas para la revista digital Miradas de cine. Vamos con ellas:

"Primer", el debut de Shane Carruth, rodado en 16 milímetros y con un presupuesto en torno a los 7.000 $, es una película ingeniosa acerca de los peligros de la ingenuidad. Dos aspirantes a inventores, Abe y Aaron, que trabajan en su garaje durante sus horas libre,  tropiezan con una invención cuya aplicación no es obvia al principio, pero cuyas implicaciones éticas y metafísicas se harán incalculables de inmediato. Abe (David Sullivan) se la describe a Aarón como "la cosa más importante que haya presenciado cualquier organismo vivo", algo que  tal vez pueda resultar excesivo.

(…)La película pertenece, técnicamente hablando, al género de la  ciencia ficción, pero de un estilo inusualmente riguroso y sin pretensiones.  Carruth, un licenciado en matemáticas que trabajó como ingeniero antes de dar el salto al cine, da muestras de un impresionante dominio del paciente y singular ritmo de la  investigación y desarrollo a pequeña escala. El guion captura la forma en que se expresan los jóvenes científicos  y toma nota de cómo su íntima y competitiva colaboración  avanza  zigzagueante y a trancas y barrancas.

"Eran meticulosos; eran inteligentes", anuncia una voz en off al principio, y Carruth, exhibiendo ambas cualidades, las supone dadas también en los espectadores, por lo menos en las cantidades justas como para mantenerse al día dentro de las complejidades de su narración y de las variaciones lógicas de su premisa.  Por supuesto es mucho pedir - la narración es oblicua, a veces hasta el punto de la indefinición-, pero el esfuerzo es estimulante. Al igual que "Pi" o "Memento" (estudios especulativos sobre la mente con los que ésta guarda un parentesco evidente), "Primer" es de ese tipo de películas que probablemente generará  adeptos e imitadores. Conozco  a un crítico que ya la ha visto por lo menos cinco veces en varios festivales, y es que gran parte de su atractivo recae en la tentadora creencia de que si la ves las suficientes veces al final podrás entenderla por completo.

Cosa de la que no estoy muy seguro que sea posible. Después de haberla  visto dos veces de principio a fin en busca de pistas sobre su significado, no me atrevería a afirmar que todo tenga sentido en ella.  En un momento dado, el amor de Carruth por la complejidad y lo sinuoso cruza la línea entre la ambigüedad y la opacidad, pero me apresuro a añadir que mi desconcierto está teñido de admiración. Carruth tiene la habilidad, la astucia y la seriedad de convertir un artificio filosófico chirriante en un rompecabezas moral, denso  e inquietante.

(…) Posiblemente "Primer" convierta a los espectadores en versiones de  Abe y Aaron : dan ganas de sentarse y dibujar gráficos y proponer ecuaciones. (…) Carruth ha dado con algo interesante: la clave para transmitir algunos de los placeres y  riegos que conlleva la investigación científica (...)"

 A. O. Scott, en The New York Times (Traducción propia con eliminación de espoilers)


 "(...) no menos interés plantea Primer, la ópera prima de un absoluto superdotado, el matemático e ingeniero Shane Carruth. Durante buena parte del filme, como ocurría igualmente en Pi, la apasionante ópera prima de Darren Aronovski, y pasa constantemente en una serie televisiva como Urgencias, no sabemos muy bien técnicamente de qué se nos está hablando, más allá de que los protagonistas son dos ingenieros que están construyendo un artilugio que parece un ordenador, una máquina para viajar por el tiempo, o vaya uno a saber qué.

Con un ritmo infernal, sin dejar que el espectador tenga tiempo para pensar, Carruth construye un artilugio de endiablada eficacia que mantiene siempre en vilo al público y que sirve, de paso, para demostrar el buen oficio como metteur en scène del debutante: a nadie extraña que el filme, de una sobriedad admirable y una duración (80 minutos) por debajo de la media, obtuviera el primer premio en el prestigioso festival de cine independiente de Sundance."


Y como colofón, el esquema del argumento de la película, con sus nueve lineas divergentes. Eso sí, en inglés.


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viernes, 20 de julio de 2012

Mi sección veraniega-musical (III)








Vista la dificultad que entrañaban las piezas anteriores, hoy en lugar de adentrarme por los senderos de lo muy conocidos, como hasta ahora, lo haré por los caminos de lo trillado hasta la nausea. Después de todo el espíritu de esta sección descansa precisamente en la idea reivindicativa de que también lo muy conocido se merece una oportunidad. Vamos, que no por más consabidas dejan de ser menos hermosas las piezas, me parece a mí. Y a quienes no os guste la música, siempre os quedará la posibilidad de recrearos con los cuadros -todos originales- que adornan las paredes de mi casa...

Hoy, como es demasiado sencillo,  25 puntos para el que adivine título y autor, los otros 25 para el que dé con el intérprete, o con el director, o con la grabación o que sé yo si yo de estas cosas no entiendo:

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jueves, 19 de julio de 2012

Mi serie veraniega-musical (II)



Sigo con mi impúdica y humillante exhibición de pésimo gusto musical. De hecho es tal el nivel de vileza y  degradación humana que voy a demostrar con la  pieza de hoy que casi preferiría que nadie la reconozca. Y no lo digo en broma. 

Otros 50 puntos para el que acierte título y autor:



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miércoles, 18 de julio de 2012

Mi propia serie veraniega-musical (I)



Mientras el Adolfo se decide o no a cumplir con su promesa, voy a suplantarle y voy a ir montando mi propio chiringuito musical. Aunque en verdad mi sección, más que un plagio descarado de la de Adolfo, será una especie de contrapropuesta, o si se prefiere de contrafigura contrasimétrica y algo contrahecha de la suya. Si la suya se destaca por un amplísimo conocimiento músical, la mía lo hará sobre todo por mi implacable ignorancia del asunto; si la suya tiene por coartada principal la de descubrirnos piezas, autores e intérpretes destacados que seguramente la mayoría de los letrineros desconocemos, la mía jugará la baza no del conocimiento sino la del reconocimiento, la de aquellas piezas que posiblemente sean ya conocidas por todos. Porque además, y a diferencia de Adolfo, en lugar de acompañar las entradas con un texto introductorio que presente las propuestas, yo callaré miserablemente sobre las mías. Eso sí, un punto en común tendré con Adolfo: todas mis sugerencias responderán a piezas que realmente me gustan mucho. Lo cual por supuesto no significa ninguna garantía de calidad para vosotros. Seguramente más bien todo lo contrario...

Ahí va la primera. 50 puntos para el que sea capaz de reconozcer título y autor:


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lunes, 16 de julio de 2012

Enric González también lee tebeos: prólogo a Sofía y el negro



 ...aunque leyendo el prólogo tampoco queda muy claro si le ha echado un vistazo siquiera, porque al tebeo de Judith Vanistendael apenas lo nombra en el último párrafo...

Es curioso que a pesar de esforzarme en recopilar escritos y declaraciones de autores de cierto prestigio que admiten leer tebeos, tal es el caso de  Montalbán, Marsé o Trueba, siempre celebrando  la normalización a la que parece haberse llegado en los últimos tiempos, hay por aquí quien interpreta mis entradas en clave de un cierto deseo de convencer a no se sabe quién de que soy el único en el mundo mundial que lee o ha leído nunca jamás tebeos. Interpretación que sinceramente se me escapa por completo en qué lineas o párrafos de mis entradas se sugiere, salvo si aceptamos que de fondo late en ella, en la interpretación, un cierto odio personal que seguramente haría las delicias de cualquier psicólogo argentino del montón. En todo caso, por si quedan dudas, que conste que mi intención con estas entradas no es la de reivindicarme a mí mismo sino, y si acaso, la de hacerlo con los  tebeos, o con el tebeo en general entendido como medio de expresión tan digno como cualquier otro. Y esto no por otra razón más merecedora de sospecha que porque me gustan los tebeos, así de sencillo, y porque gustándome disfruto hablando y leyendo sobre ellos. No creo que haya nada de malo en eso, y menos aun nada por lo que deba disculparme. Aunque está visto que haga lo que haga al final siempre me gano todo tipo de reproches.

Por cierto y por temática, el tebeo, muy recomendable él, na más parece que hubiera sido publicado por la fundanción...

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viernes, 13 de julio de 2012

¡Que se jodan!

Di que sí prima, que aquí el que no trabaja es porque no quiere. Mira por ejemplo lo que pasa en Castellón, aeropuerto recién construído y cerrado porque esta panda de vagos desarrapados y descamisaos no quieren trabajo ni en la mano...


Con subtítulos y repetición, por si alguien no lo ha oído bien:
 
¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

martes, 3 de julio de 2012

FUTURO DISTÓPICO: DARWINTUNES.

Últimamente oímos mucho la expresión creada por Orwell "neolengua", en boca de periodistas cada vez que un político intenta camuflar una dolorosa medida.
Pero tal vez ese no sea el único parecido actual con aquel mítico "1984" suyo, observad esta noticia:
"Un grupo de científicos británicos ha creado una máquina para componer éxitos musicales utilizando las leyes de la selección natural de Darwin, según un estudio publicado por la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Con el experimento, estos investigadores del Imperial College de Londres querían comprobar si los cambios culturales en el lenguaje, el arte y la música se rigen por los mismos principios del 'darwinismo' que afectan a la evolución de los seres vivos.
El programa que han diseñado para demostrar esta teoría, llamado 'DarwinTunes', crea melodías de ocho segundos que más de 7.000 voluntarios han escuchado en tandas de veinte y evaluado en una escala de cinco puntos desde "me encanta" hasta "no la soporto". De estas melodías, las diez con peor puntuación quedaban eliminadas de este proceso o se "extinguían" en términos darwinianos, mientras que las otras eran mezcladas de nuevo por la máquina para conseguir otros veinte nuevos tonos, se "reproducían" entre ellas. Este proceso se repite una y otra vez. El programa ha llegado de momento a 2.513 "generaciones", de modo que las melodías son cada vez más sofisticadas. En un experimento, los científicos han sometido estos fragmentos de canciones al juicio de la audiencia que, en general, ha considerado mejores las melodías "más evolucionadas".
A juicio de los autores del trabajo, el resultado de esta investigación demuestra que la evolución de las canciones se rige por las leyes de la selección natural ya que los elementos musicales que no gustan al público son desechados por los autores posteriores.
"La evolución musical es el resultado de la selección de los consumidores, de los productores e incluso de los grupos sociales", apuntan los científicos en su estudio. "Cada vez que alguien se descarga una canción en vez de otra está haciendo una elección. Así es como las leyes de la selección natural crearon la vida terrestre. Si se pudo hacer de forma fortuita en los seres vivos, sabíamos que podíamos hacerlo con un tema musical", ha señalado Armand Leroi, científico del Imperial College."
Ahora, vamos a la novela 1984, al comienzo del capítulo IV:
Era sólo una ilusión sin esperanza
que pasó como un día de abril;
pero aquella mirada, aquella palabra
y los ensueños que despertaron
me robaron el corazón.
Esta canción obsesionaba a Londres desde hacía muchas semanas. Era una de las producciones de una subsección del Departamento de Música con destino a los proles. La letra de estas canciones se componía sin intervención humana en absoluto, valiéndose de un instrumento llamado "versificador".
¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

lunes, 2 de julio de 2012

Clasificación final

1.- David 55 puntos (21+18+9+7)

2.- Juan Francisco 53 puntos (26+14+7+6)

3.- Antonio 51 puntos (26+14+7+4)

4.- Alicia 49 puntos (23+14+6+6)

5.- Juan Luis 49 puntos (26+8+10+5)

6.- Pedro 39 puntos (12+12+9+6)

7.- Paco 36 puntos (12+12+7+5)

Uy, por dónde le ha pasado el ladrillo a David. Si no fuera porque España y Portugal llegaron a los penaltis se hubiera visto rebasado en el último partido por mi hermano. Afortunadamente para todos, los compatriotas del niñato de mierda aguantaron hasta el final, y además se dejaron perder obedientemente en la tanda. Por cierto, como curiosidad, teniendo Alicia a las dos selecciones finalistas no ha pasado de 4ª empatada con el 5ª. Pero es que Italia, por muy finalista que haya sido, apenas es la cuarta selección que más puntos ha dado.

Dejo el listado del Top 5 de la Eurocopa para que lo comprobéis:

1.- España 14 puntos

2.- Alemania 12 puntos 

3.- Portugal 10 puntos

4.- Italia 9 puntos

5.- Inglaterra 8 puntos

Teniendo esto en cuenta, la apuesta perfecta hubiera sido la siguiente:

A: España-Alemania (14+12)
B: Portugal-Inglaterra (10+8)
C: Rep. Checa-Croacia (6+4)
D: Grecia-Ucrania (4+3) 

 61 puntazos que hubieran dejado en evidencia los 55 de David. Y ya por concluir, la peor apuesta posible, aquella a la que Paco y yo hemos tratado secretamente de acercarnos mientras vosotros perdíais el culo por la pasta. Qué poco sentido de la estética tenéis, con lo hermoso que es hacerlo todo lo peor que uno puede: 

 A: Holanda-Italia (0+9)
B: Francia-Rusia (4+4)
C: Suecia-Dinamarca (3+3)
D: Irlanda-Polonia (0+2) 

25 puntitos que superan con crece los pírricos 14 de Adolfo, que sólo apostó por España renunciando estoicamente a sus otras siete elecciones. Esas son las gracias de la filosofía, que es capaz de ir más allá de lo imaginable, incluso de lo posible.

Mientras éste siga jugando hasta yo tendré que replantearme mis principios y empezar a apostar por España



¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

domingo, 1 de julio de 2012

Y España qué, ¿otra vez campeona de Europa?

¡Qué manera de aburrir!

¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

Previa La gran final

EL PARTIDO

20:45 ESPAÑA-ITALIA

 MIS INTERESES

Seguro que no lo adivináis: ¡que gane España!

Aunque mucho me temo que la favorita sea  Italia, por aquello de que no les ganamos nunca y que si hay una selección a la que no le tiembla el pulso en estas situaciones es precisamente la transalpina.  A estas alturas ya de poco vale quien juega mejor o peor, si tienes a Iniesta o si tienes a Pirlo; las finales son para el sabe competir mejor, y en eso es difícil estar a la altura de la azzurra, a lo tonto a lo tonto cuatro veces campeona del mundo. De cualquier manera, quién nos iba a decir en junio de 2008, cuando velábamos armas convencidos de la elimación en cuartos frente a Italia, que cuatro años y una semana después volveríamos a encontrarnos con los italianos pero ahora para disputar nuestra tercera final consecutiva. Y a lo mejor para ganar las tres...

Esto ya es otra cosa, hombre.

De pequeño Prandelli no se perdía un episodio de "Campeones"
¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...

Como no me copies te pego

Reservado todos los derechos a los lectores, que podrán copiar, manipular, alterar y hasta leer todos los textos de este blog. Eso sí, se agradecería que mencionaran de dónde diablos han sacado el juguetito.